Antonio Rodríguez Adrados nos dejó enseñanzas de sumo valor en el amplio y variado campo que comprende la ciencia del Derecho y en el "arte u oficio" del quehacer notarial.
Antonio Rodríguez Adrados nació en Salamanca en 1925 y murió en Madrid en 2017. Cursó los estudios de la licenciatura de Derecho en la Universidad de Salamanca, ingresó en el Notariado en 1953 y desde 1965 fue notario en Madrid, donde ejerció hasta su jubilación en 1995.
Fue archivero de Protocolos de Madrid, Decano del Ilustre Colegio Notarial de Madrid, Presidente del Consejo General del Notariado (1984-1986) y representante de España en la Conferencia de Presidentes del Notariado Europeo.
Dentro y fuera del Notariado llevó a cabo una importante labor doctrinal, en los ámbitos nacional e internacional, destacando sus aportaciones al Derecho Notarial, tras su maestro Rafael Núñez-Lagos.
Ya jubilado, dedicó especial atención al Derecho Procesal Civil, sobre todo en sus aspectos documentales, con motivo de la reforma que cristalizó en la nueva Ley de Enjuiciamiento civil 1/2000; al documento electrónico; y a las incidencias del Derecho Comunitario en los temas documentales y notariales.
Fue vocal permanente de la Comisión General de Codificación, sección de Derecho Civil, desde 1981; presidente del Consejo de Redacción de la Revista Jurídica del Notariado desde 1992; notario honorario y decano honorario del Ilustre Colegio Notarial de Madrid desde 1995; académico correspondiente de la Real Academia de Córdoba, de Ciencias, Bellas Letras y Nobles Artes; y académico de número de la Real Academia de Jurisprudencia y Legislación desde 1996.
Le fue concedida la Cruz de Honor y la Gran Cruz de la Orden de San Raimundo de Peñafort; y en 2004 fue nombrado “Jurista del Año” por la Asociación de Antiguos Alumnos de la Universidad Complutense de Madrid.